martes, 28 de enero de 2014

El amor se puede imaginar

-Morite­­- le dije a ella, en parte sarcasmo y en parte insulto.
-Sabes que me queres- me respondió ella.
Enojado, me di vuelta para irme. Odio que tenga razón. Me hace sentir muy vulnerable admitir que la quiero. Y tengo miedo de salir lastimado.
Me fui dándole la espalda, la amo, y no quiero amarla, pero antes de poder seguir avanzando, ella me abrazó.
Sentí sus brazos apretándome con fuerza, sus pechos presionados contra mí y su cabeza apoyada sobre mi espalda. Sentía su respiración, su pecho hincharse de aire, y la sentía temblar.
-No te vayas, quiero que estés al lado mío
Agache la cabeza mientras me sentía abrigado en el calor de sus palabras. Ella realmente me ama, yo titubee, pero sentí lagrimas salirme de los ojos. Realmente ella me quiere. ¿¡Por qué me quiere tanto!? ¿Qué hice yo para ser amado tanto por ella?
Me di vuelta y la abrase con fuerza, me sentía destrozado por ella. Perforo hasta lo más profundo de mi ser, abrió mi pecho, agarro mi corazón y le dio un beso. Me toco el alma. Mi ser pasó a pertenecerle, en ese breve momento que sentí que duraba una eternidad, fui feliz, realmente feliz. La ame y fui amado de manera absoluta. La tierra se dejó de mover, y los relojes se detuvieron, todos nos miraban, y nos ayudaban a disfrutar de cada momento.
-Nunca te voy a dejar, sos lo más importante de mi vida.
Eso. Solo eso le pude decir. No creo que ninguna palabra podría describir lo que sentía en ese momento. La felicidad verdadera no puede describirse. Por ese momento me sentí feliz. Eso es lo que importa.
La separe de mí y la mire a los ojos, ella tenía los ojos llorosos, yo también. Estábamos llorando de felicidad. Nos besamos. Fue un beso perfecto, pude ser uno con ella mientras nuestros labios se tocaban, pude ser ella, y yo, nuestros gestos, nuestras emociones. Nuestro amor.
Sentía que todo este amor me iba a salir del pecho, la volví a abrazar, y llore. Llore con fuerza, deje salir toda la ansiedad que venía sintiendo, toda la soledad de no tenerla, toda la bronca y la tristeza. Fui libre de todo lo malo. Solo éramos ella y yo.
Ella. Pero ella no tenía nombre, ella no era nadie, y yo tampoco. La realidad empezó a afectarme, la lucidez me envolvía, y yo trataba de librarme de eso. Ella desaparecía frente a mí, los dos desaparecíamos. Y ahí me di cuenta de la verdad, yo no era quien pensaba. La lucidez me lo dijo, yo estaba en una ilusión. Me percaté de que mi mundo estaba rodeado de música, tenía los auriculares puestos. Sentía frio, estaba lloviendo. Estaba caminando por la calle. Me detuve. Tuve que haber doblado en la cuadra anterior. Estaba tan perdido en ese sueño que me olvide de mi existencia. Por esos 3 minutos que duraba la canción fui ese extraño de mi sueño, y realmente ame a esa chica, de eso estoy seguro. Esa emoción no pudo ser una ilusión.
Mire hacia el cielo, me sentí triste, me hubiera gustado que no hubiese sido un sueño, que esa chica realmente existiera, y que yo estuviera allí con ella. Pero no. Yo estaba solo, yo no era ese chico. Me amargue, sentí volver la soledad. Me ajuste mi impermeable para que no me mojara más el agua y volví a la oficina. Deprimido, porque sentía que había perdido a un amor.

Al final tenía razón, salí lastimado.

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